domingo, 1 de mayo de 2011

BWV 1008


la sarabanda es una danza personal
inmóvil la sigue mi cabeza de bailarín

el ritmo del arco
como herramienta mellada
desgarra sediento
la voz contenida de la oscuridad
la enciende, la entrega dulce
como una donación frutal

desamparo y esperanza
manan del abierto abismo
vienen fragancias de miel
se arrastra un amplio ropaje
tiene brillos y tonos dorados
mezcla tierras y rojos de sangre

en su discurso peregrina mi alma
vuela perdida y migratoria
tiembla mientras avanza
sobre los bosques y las aguas
la lleva el torrente manso
abriendo galerías subterráneas

viernes, 22 de abril de 2011

Lejanía


                  Para Myriam

Silueta evanescente
apenas mis manos te trazan
y ya te pierdes fugitiva
aureolada de un sol que asoma.

Vadeando dolorosas distancias
mi llamado se ahoga en el intento
sumido en sueños de espesuras
y vas tan lejos.

Muriendo en mi odio,
no quisiera perdonarte
¿porqué vuelas?
los nenúfares se ahogan
en el turbio estanque
                                          ¿porqué cantas?
un viento negro disolverá
los cerros esta tarde.

Galopas cierva blanca
siempre libre adelante,
perros encadenados te ven pasar,
seguirán tus huellas
                                                no te podrán alcanzar.

Tu sombra


Tu prado fresco y blando,
en que cerrando los párpados
caigo y me hundo sin fondo.

Abrazos y ojos húmedos,
las manos y sus caricias,
encargos que guardo.

En la primera luz del alba
derivo en tus aguas
hasta contemplarte en el sol
que entibia tu sueño.

Siendo nada soy todo en tus ojos
en ellos busco encontrarme, se abren
haciendo cenizas del día.

Respiro entre tus cabellos
el perfume de lirios silvestres;
quedo herido esperando la muerte.

martes, 4 de enero de 2011

DESERCIÓN















no soy aquel héroe
que ganó batallas
las cicatrices que llevo
huellas son de perdón
dicen bien lo que soy 
no hay en mi nada nuevo
sólo un triste soldado
uno más, voy viajero 


envidio ese arcángel
revestido de oro
con puños de encaje
y brillante arcabuz
Asiel del Timor Dei
no escuché su recado
ni lo quise mirar
me alejé de su luz


soy sólo lo humano
destinado a la compasión
pertenezco al rebaño
soy de esas bestias perdidas
sangras por ellas pastor
te hago yo las heridas
aumento más tu dolor
y no me rechaza tu amor