jueves, 5 de marzo de 2015

CARTA DE MI MADRE


¿Qué te detiene en esos rostros
que contemplas tan largamente?
¿Los miras
o te miras?

Esos rasgos infantiles frágiles
abren paso a tu interior
eres tú las niñas
miras con sus ojos
mientras aparecen y vagan
mansamente, recuerdos

Estás en la National Gallery
frente a ese cuadro
en que Gainsborough
retrató a sus pequeñas hijas
Te gustaba ese tipo de pintura
Reynolds
no recuerdo qué otros
que cultivaban esas imágenes intimistas
cumples al fin ese antiguo deseo
contemplarlas frente a frente.

Afuera la llovizna
sientes frío

Estás tan sola
no poder comentar con alguien
¿es sólo cansancio
o un estéril recuerdo de casa?
En la distancia valen los afectos
quisieras afirmarlo con toda tu fuerza
los afectos que uno da
como un grito que se lleva el viento
a qué remota playa
inundada por marejadas
que ensordecen tus voces

¿Por qué gritar?
perseguir con amor
inútilmente
¿era amor?
quizás no fue otra cosa
que el buscar clamar juntos
olvidando así
que estamos gritando.

la tarde desamparada

¿Qué sentido tiene todo?
¿Es solamente soledad?
Esa lejana pertenencia, la patria
concepto abstracto
dolorosamente nostálgico
¿Será ella tus hijos o nietos?
darles tanto
estar como ajenos
¿era acaso posible dar?
¿qué se da
cuando somos carencia?
¿se puede acaso dar
sin irse?

el día afuera se despide

Así la vida,
esas pequeñas y cansadoras rutinas
haciendo ceniza del tiempo
soplándola hacia la nada
sintiendo en el frío
unas ganas de dormitar
y despertar al sol

Descansar
quizás morir
y frente a ese sueño obligado de la muerte
estar a su altura
con algo más que un gesto digno
de disimulo de temores
con algo más que el ocultar
el terror abisal de la bestia
algo más que una triste rendición
acumulado el cansancio
de ilusiones y esperanzas muertas

oscurece
se acaba el día

Así también te irás
nada habrá cambiado
así hasta el final
recoger tus cosas
principalmente el ánimo
a comenzar de nuevo
caminar valientemente.

La calle gris
está para perderse

En estos trances
se piensa en la vida y en la muerte
Esa memoria dolida, cierta
y la esperanza de un encuentro
más allá de la niebla.

Afuera la llovizna
sientes frío
oscurece
seguir persiguiendo  con amor
inútilmente
te irás
nada habrá cambiado
así hasta el final

la tarde desamparada
el día se despide
la calle gris
está para perderse
sólo la esperanza de ese encuentro

más allá de la niebla.

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